El Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, fue una de las diez carteras que se crearon para la gestión de Néstor Kirchner. Su titular en aquel entonces, Julio De Vido, recuerda cómo fue llevar adelante el desafío de afrontar una de las crisis más importantes de la Argentina.
Más allá de la postura política que tenga cada persona, no se puede dejar de reconocer que la administración que comenzó el 25 de mayo de 2003 alcanzó un superávit fiscal, pagó la deuda externa, colaboró en la consolidación de un bloque latinoamericano, reactivo los juicios por delitos de lesa humanidad e impulsó la industria nacional, entre otros logros.
En su discurso de asunción, del ex presidente, le propuso al pueblo vivir un sueño y si tomamos en cuenta la situación que tuvo que afrontar, se puede decir que cumplió. Esta capacidad de alcanzar resultados se basa en la fortaleza de un verdadero líder, así lo entiende Julio De Vido.
El ex funcionario repasa el proceso de gestación de las políticas de gobierno de aquel entonces y reafirma la importancia de obtener logros. “La gran crisis de la democracia surge de la falta de resultados de los últimos gobiernos“, remarca para contrastar la figura del santacruceño respecto a sus sucesores.
Durante la gestión de Néstor Kirchner, Argentina alcanzó el superávit y pagó la deuda externa, entre otros logros, ¿Cuál fue la clave para conseguirlo?
Teníamos un gabinete homogéneo. La mayoría de los funcionarios venía con él desde la gobernación de Santa Cruz -como yo- y los que se sumaron eran personas de Estado, muy capacitadas. Además, teníamos un plan que pusimos en marcha de inmediato. Asumimos un domingo y el viernes siguiente ya estaban todos los cargos asignados, no como en este gobierno en el que todavía hay puestos que cubrir.
¿Cómo consiguió que aquel equipo que ya venía armado se acoplara con las incorporaciones?
Al momento de asumir, ya habíamos vivido muy íntimamente. Durante la campaña electoral recorrimos juntos el país. Desde enero del 2003 hasta el 27 de abril, visitamos 15 provincias. Muchas veces, los del interior veníamos a Capital y de acá nos íbamos en colectivo a la gira, porque no había recursos para ir en avión. También nos reuníamos cuando no estamos viajando para la formulación del plan madre.
¿En qué consistía ese proyecto y como lo fueron armando?
Teníamos más o menos en la cabeza para dónde queríamos ir. Néstor había plasmado un liderazgo importante en el Consejo Federal de Inversiones donde se reunían las provincias y sabíamos cómo era el panorama. Decía que sin balanza comercial y con déficit fiscal no se puede gobernar. Pero el superávit que conseguimos no es como el de Milei, que es mentiroso, porque para tener esos números dejó de pagar cosas importantes.
Habían prometido un sueño a los votantes y se habían encargado de analizar la situación en el interior. Al momento de asumir, ¿Qué fue lo primero que hicieron?
Fuimos a Formosa y anunciamos el plan de reparación histórica. Después, él fue a Entre Ríos y a San Juan para resolver el problema del sueldo de los maestros. Le dimos prioridad al conurbano, porque ahí estaban radicados sectores de pobreza muy importantes. En cuanto a la deuda, no salimos corriendo a pagar, pero sí fuimos de frente y firmemente a resolver el tema a través acuerdos con los acreedores, para evitar los conflictos judiciales.
El gabinete de esa gestión sólo tenía 10 ministerios, ¿Cómo organizaban el trabajo para aplicar ese plan madre?
Néstor quería la menor cantidad posible de ministerios, le daba amplias responsabilidades a cada uno y eso le permitía un control más directo. No era afecto al “reunionismo”, él hablaba con cada uno en particular y el articulaba la política. Escuchaba las opiniones y después tomaba la decisión. Tenía el sagrado óleo de Samuel, como decía Perón, para sintetizar la voluntad de todos: la de la gente y la de los funcionarios del equipo.
Néstor cumplía a la perfección el manual de conducción política de Perón, ¿Cuáles son las señales de que estás frente a un buen presidente?
Si -se ríe-, nunca le pregunté si lo leyó, pero no encontré un ejecutor más claro de esa consigna. Él no toleraba vivir en un estado de urgencia permanente. Decía: “las crisis están para resolverse”. El endeudamiento fue resuelto en menos de tres años, eso muestra que tenía la jerarquía de un estadista. Lo que vale son los resultados. No hay que prometer, porque si no cumplís generas una crisis. Como la famosa “letra v” de Milei que aún no muestra avances.
¿Ves en la actualidad alguna persona que pueda llevar adelante un liderazgo así dentro del peronismo?
En la ejecución decía Perón está el hombre elegido, el tipo distinto que tiene autoridad política y convicciones firmes. Participé en una charla con militantes del partido que tenía como título “¿Qué nos faltó?”. Y bueno, lo que nos faltó fue Néstor, su muerte fue una situación muy trágica que todavía no logramos resolver. Creo que hoy no hay nadie que sea un referente del movimiento.
¿Cómo ves a Axel Kicillof?
Creo que no ha construido una presencia trascendente dentro del partido. Además, él ha ido a buscar apoyo por fuera con Pullaro y Torres que prácticamente son oficialistas, me parece que ese no es el camino. Yo creo que del conjunto va a salir la conducción. Si Axel gana las elecciones internas, lo apoyaremos, pero primero quiero que gane. Tenemos que consolidar la fuerza a partir de la elección de los afiliados, porque hay mucha dispersión.
Según tu lectura, ¿Cuál crees que fue la causa de esta situación de fragmentación?
Te diría que desde el 2012 hubo un purga dentro de lo que era el Frente para la victoria y una desnaturalización del movimiento. Hubo heterogeneidad en el armado de listas, que es un criterio contrario al que tenía Néstor para el armado del equipo. Para formar una oposición nítida hay que armar un peronismo homogéneo, en el que estemos representados todos los sectores peronistas no solo los que Cristina (Fernández) elija con el dedo.
¿Qué rol tiene que ocupar, entonces, el kirchnerismo?
Yo soy parte de esa pata del movimiento, aun así creo que tendrá que dar un paso al costado en las aspiraciones de ocupar espacios de conducción para que el partido tenga una actividad pública más proactiva y que nos beneficie a todos los peronistas, porque eso es lo que somos en definitiva. Hay que llamar a internas y la persona que elija la gente seguramente va a tener el apoyo de todos.
Además de ser elegido por los afiliados al partido, ¿Cómo te imaginas que debería ser el líder del peronismo?
El político tiene que tener recorrido e ir a las provincias, como hicimos nosotros. Los dirigentes que tienen éxito son representativos de su territorio con la gente adentro. El partido es una herramienta táctica, cuando el conductor tiene la calidad que tenían Néstor Kirchner o Perón. En un momento de orfandad, hace falta consolidarnos como una fuerza política que sea lo más pura posible en cuanto a convicciones.
Periodista y abogada. Hace más de 10 años llegue desde la hermosa localidad de Rosario para enamorarme de la vida en la ciudad de Buenos Aires. La música es mi refugio y la política me genera una gran curiosidad, pero lo que más disfruto es contar historias de la sociedad. Escribo también en Intersección.ar, un medio digital que difunde acciones que las ONG en diferentes alianzas.