La historia de Elba Selva llegó a las manos de Lucila Sandoval, ex futbolista de la Selección nacional argentina y arquera de equipos de primera división, cuando buscaba referentas que hayan transitado el camino que ella eligió: el fútbol y la pasión por la pelota. Es así como Lucila se encontró con la historia de estas pioneras, las rastreó, se puso en contacto con ellas, y fundaron Pioneras del Fútbol Femenino, una Asociación que promueve el fútbol femenino en todo el país y agrupa a las futbolistas que hayan jugado entre 1950 y 1990. Aunque no fue tan sencillo ni tan lineal.
Elba nació en General Rodríguez un 14 de enero del año 1945 y desde chica le gustaba jugar al fútbol. A pesar de que su padre la incentivaba con su pasión por la pelota, lo único que la freno en un principio fue la negativa de su madre a que juegue “un deporte de varones”. En cambio, la motivó a qué jugará al básquet. Comenzó en los potreros, al principio por curiosidad y después por convicción. Recuerda que la gente le decía a sus padres que no la dejaran jugar con los varones en la calle, mientras que en la escuela las otras chicas la ignoraban porque “ella jugaba con los nenes”.
La historia de Elba y otras jugadoras permaneció en el olvido hasta que fue contactada por Lucila
“Me dolían, por supuesto, pero me gustaba jugar y seguí jugando, no me importaba que sean varones. No había maldad, la gente decía que me iban a agarrar y me iban a hacer algo. Yo solo quería jugar igual que ellos. Me encanta jugar, el deporte, todo me gusta. No me importó lo que me dijeran, lo que era o lo que no, a mí me gustaba y punto”, contó Elba en una nota para LM Neuquén.

La zurda de Elba no pudo ser ignorada por mucho tiempo. Un día, ya en su adultez, estaba practicando básquet y enojada ante la impotencia de que la pelota no entrará en el aro, pegó una patada tan fuerte que sorprendió a una compañera que observó la secuencia y la invitó a jugar al fútbol junto a otras mujeres.
Elba trabajaba en una fábrica de medias a la mañana y entrenaba por las tardes. Tenía partidos los fines de semana y a veces viajaba para jugar contra equipos de otras ciudades. Su oportunidad llegó en julio de 1971, cuando la Selección jugó un amistoso con el equipo mexicano en la cancha de Nueva Chicago. Argentina ganó 3 a 2, y el gol de la victoria fue de Elba.
La gloria argentina en el Estadio Azteca
México, 1971. Ese año jugadoras de fútbol de todo el mundo fueron convocadas a un mundial no oficial, es decir que no fue reconocido por la FIFA. Entre ellas se sumó un grupo de futbolistas de forma bastante improvisada, sin botines, sin dirección técnica, ropa deportiva o apoyo económico ni moral de parte de sus compatriotas.
Todos estos aspectos técnicos tuvieron su momento en la historia de este mundial: la ropa deportiva que les faltaba llegó como un regalo por parte de la selección femenina local, junto con los botines que nuestras jugadoras ni siquiera habían usado antes, además el cargo de director técnico fue tomado por un futbolista argentino retirado que vivía en México y decidió entrenarlas.
Las futbolistas del seleccionado nacional eran Elba Selva, Gloria «Betty» García, Marta Soler, Teresa Suárez, Angélica Cardozo, Blanca Bruccoli, Eva Lembessi, Virginia Andrada, María Fiorelli, María Ponce, Zulma Gómez, Ofelia Feito, Susana Lopreito, Marta Andrada, Virginia Cattaneo, Zunilda Troncoso y María Cáceres.

Esa Copa del Mundo se jugó con seis seleccionados, entre el 15 de agosto y el 5 de septiembre. Las jugadoras argentinas perdieron el primer partido contra México, luego tuvieron su oportunidad contra Inglaterra y finalizó en el tercer partido contra Dinamarca. En esa oportunidad no hubo podio: quedaron en cuarto lugar.
“Hay generaciones enteras de futbolistas que se perdieron y que hoy no tienen un espacio ni siquiera la ascendencia sobre la disciplina como sí podría tener un jugador que tuvo dos minutos de gloria en River”, Romina Sacher.
Pese a que no ganaron el mundial, tuvieron su mayor coronación de gloria el 21 de agosto cuando jugaron en el mítico Estadio Azteca contra las inglesas. Ese día, Elba Selva, la jugadora de la zurda letal y el 10 en la camiseta, convirtió 4 goles, sí, cuatro. La hazaña precedió a “la mano de Dios”, en un mundial no oficial, y fue ignorada por los medios argentinos.
Elba, la única mujer en Fútbol Freestyle en la inauguración de los 30° Juegos Bonaerenses.
Para que Elba meta sus cuatro goles, fue Betty García, la número 9 de la Selección, quién le pidió que cambien de posiciones. Así, ubicada en la centrodelantera, Elba recibió los pases de su compañera y anotó todos los tantos. “El primer gol me fui para el lado derecho y con la zurda se la tiré al primer palo de la arquera. ¡Qué alegría! Yo saltaba, me abrazaba. En un momento me paré, miré a la tribuna, todos gritaban: ¡Ar-gen-ti-na!” recordó Elba en una entrevista con Página 12.
Las jugadoras celebraron esta gran victoria como si hubieran logrado el primer puesto del campeonato. Betty García recordó en una nota con ESPN : “No paramos de festejar, de cantar. Fue único, irrepetible. Sentíamos que habíamos alcanzado la gloria, que habíamos sembrado una semilla de esperanza para las nuevas generaciones”.
Norberto Rozas, el Director Técnico que se ofreció a ayudarlas, era un jugador que militaba en la liga de México y las ayudó principalmente con el entrenamiento físico: “Él nos llevaba a la montaña por la altura, nos hacía practicar arriba. Nos dio bastantes instrucciones”, comenta Betty. Debido a este duro entrenamiento y que Ciudad de México está a 2240 metros sobre el nivel del mar, algunas futbolistas se descompusieron y no pudieron viajar en micro.
En conmemoración a ese triunfo inigualable del partido contra Inglaterra que quedó oculto en las sombras algún tiempo, actualmente, cada 21 de agosto desde el 2019 en nuestro país se celebra el Día de la futbolista argentina. Pero el camino no fue nada sencillo.
Coronadas de gloria… pero olvidadas
Mientras la selección argentina estuvo en México, todo fue gloria para ellas. Pero cuando volvieron a la Argentina, Elba y el resto de las jugadoras se encontraron con una realidad muy diferente. Los goles, y los gritos de festejo por el triunfo sobre las inglesas quedaron enterrados como vestigios de un pasado mejor.
Entre las humillaciones que sufrieron, Diego Lucero les dedicó una nota en Diario Clarín que tituló “El futbol no es para chuchis”. Allí escribió: “Las ves moverse con esa torpeza insuperable (…). Esto sólo es cosa para varones de pelo en pecho y galladura fuerte (…). 90 mil tabloneros van al Azteca a hacerse el plato con ellas. Salute pibas de la pelota”. Al regresar a Argentina, Elba fue despedida de su trabajo en la fábrica de medias, por lo que también prefirió enfocarse en volver a trabajar. Cuando Lucila rastreó a las pioneras, después de retirarse del fútbol en el 2016, la goleadora estrella fue la última en querer aparecer.

Elba recuerda que, a pesar de que el fútbol la “había hecho muy feliz, también le trae malos recuerdos por los malos tratos, como que la mandaban a su casa a planchar o a lavar los platos y le decían varonera” Es por esto, que decidió alejarse del deporte después de la experiencia en México. Mientras ese país recibió a las jugadoras con fanáticos, en Argentina nadie parecía darle importancia al hito futbolero.
Fútbol femenino en el país más futbolero del mundo
Si bien el fútbol femenino no estuvo prohibido en nuestro país-como sí ocurrió en otros-por mucho tiempo no estuvo reconocido siquiera como una posibilidad. A partir del 2019, y luego de la sanción del Día nacional del Fútbol Femenino al 2021, comenzaron a convalidarse los derechos de las mujeres en la cancha. Sin embargo eso no fue suficiente.
“El fútbol masculino tiene al menos 100 años más y siempre se construyó para los hombres. Para que ellos vean, jueguen y ganen guita. Por hombres y para hombres, pero siempre hubo mujeres y hombres en el fútbol”, afirma Leila Grayani, periodista deportiva, en diálogo con Ornitorrinco.
“Desde el futbol amateur no se les garantiza la participación a las mujeres y disidencias y no tienen las garantías laborales necesarias”, Leila Grayani.
Y cierra: “Hay que entrar como sea, porque el deporte es un derecho y como derecho no se está garantizando. Se las discrimina por ser mujeres. Los varones no quieren que jueguen y todos los que toman decisiones son varones. Ellos piensan que es suyo y no lo quieren compartir”. Según la especialista, esta problemática social está atravesada por el factor económico, la política y el poder.

Por otro lado la periodista deportiva Romina Sacher expresa: “Lo que hizo Maradona es más importante porque era un mundial oficial, entonces los goles de Elba y el mundial de México quedaron relegados porque no cumplían todo el checklist que sí tuvo el mundial de los varones”. Y agrega, “si lo del 71 lo hubiera hecho el tipo que quieras probablemente tendría un lugar en la historia del deporte argentino y no lo tiene porque es un hecho que lo ejecutaron mujeres en un mundial de mujeres. Hay una historia que se repite en cuanto a qué le damos importancia y a qué o quién no, qué queda como anécdota, cuento o fábula”.
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Pero la inclusión femenina en el deporte no tiene solo que ver con las jugadoras, sino con quiénes toman decisiones, quienes participan activamente, van a la cancha, trabajan en el deporte, etc. En cuanto a esto, Romina también es contundente al explicar que “hay una cuestión de mantener al margen sobre todo en la toma de decisiones y en la construcción de la disciplina a las mujeres, en algunos casos hay participación femenina, pero no es neurálgica y no es determinante, esa es una de las cosas que hay que modificar”.
“Me parece que la gran deuda es reconstruir esa historia, sobre todo para que ellas sientan que todo lo que hicieron y lo que le dieron a la disciplina no fue en vano y que las futuras generaciones sepan que hubo antes una jugadora que se inmoló para que hoy haya otras que puedan contar con ciertos beneficios”, finaliza.
Estudio Periodismo y Comunicación Social en la Universidad Nacional de La Matanza. Si querés saber algo más de mí basta con decir que soy matancera, peronista y que no me gusta que me digan Teresa (porque, aunque a veces no me crean, en mi DNI dice Teresita).