Islas Malvinas: la mentira de la autodeterminación kelper

En 2013, los habitantes de las Islas Malvinas votaron un referéndum a favor de seguir siendo un territorio británico de ultramar, con un 99.83% de votos a favor de mantener su estatus político bajo soberanía británica. Sin embargo, este referéndum ¿puede considerarse genuino?

La respuesta es no, ya que las personas que residen en las islas forman parte de una población implantada por el Reino Unido desde la ocupación ilegítima de 1833. Desde entonces, las migraciones y todas las generaciones nacidas en la isla han sido administradas por el gobierno británico, lo que convierte este acto electoral en una maniobra para legitimar una situación de hecho.

La presencia británica en las Islas Malvinas es el resultado de una colonización ilegítima y su permanencia constituye una violación de la integridad territorial de Argentina. En 1965, la Resolución 2065 (XX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció la existencia de una disputa territorial entre el Reino Unido y Argentina e instó a ambos países a negociar pacíficamente una solución.

Islas Malvinas

En este marco, se establece que el respeto por los habitantes de las islas se refiere a su bienestar y seguridad, pero no implica el reconocimiento de una soberanía independiente sobre el territorio. La postura argentina se fundamenta en la continuidad histórica de su reclamo y en el principio de integridad territorial, que prevalece sobre el derecho de autodeterminación cuando se trata de territorios en disputa y no de pueblos colonizados en sentido estricto.

El argumento de Gran Bretaña sobre Malvinas 

El Reino Unido ha utilizado el argumento de la autodeterminación de los habitantes de las islas para sostener su dominio sobre el territorio. Este razonamiento no tiene en cuenta que la población actual de las Malvinas desciende de colonos británicos asentados tras la ocupación de 1833, cuando se expulsó a las autoridades y habitantes criollos que allí residían. La Convención de Montego Bay sobre el Derecho del Mar, de 1982, establece en su artículo 2 que la soberanía de un Estado ribereño se extiende más allá de su territorio y de sus aguas interiores, lo que refuerza la posición argentina sobre su plataforma continental, donde se encuentran las Islas Malvinas.

La cuestión de las Islas Malvinas ha sido abordada en múltiples ocasiones por las Naciones Unidas. La Resolución 1514, titulada Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales, establece que todo intento encaminado a quebrar total o parcialmente la unidad nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas. Esto significa que el derecho a la autodeterminación no es absoluto y no puede utilizarse como justificación para legitimar una ocupación colonial. Asimismo, la Resolución 2625 (XXV) de las Naciones Unidas, de 1970, reafirma que la integridad territorial de los Estados es inviolable.

El organismo internacional también señala la necesidad de resolver la cuestión de las Islas Malvinas a través de negociaciones bilaterales entre Argentina y el Reino Unido e insta a las partes a abstenerse de adoptar decisiones unilaterales que alteren la situación en las islas mientras se desarrolla el proceso de negociación (Resolución 31/49).

Islas Malvinas

Un enclave al continente blanco

El conflicto por la soberanía de las Islas Malvinas no solo involucra cuestiones diplomáticas, sino también económicas y estratégicas. La ubicación del archipiélago en el Atlántico Sur le otorga un valor geopolítico clave, ya que constituye un punto de acceso a la Antártida y posee importantes recursos naturales, como petróleo y pesca. La explotación de estos recursos por parte del Reino Unido ha sido una de las principales preocupaciones de Argentina, que ha denunciado la ilegalidad de las concesiones otorgadas por el gobierno británico a empresas extranjeras para la extracción de hidrocarburos en la zona.

Organismos como el Mercosur y la CELAC han manifestado su apoyo a la posición argentina y han condenado la persistencia del colonialismo en la región. A pesar de estos respaldos, el gobierno británico ha mantenido una política de endurecimiento en su postura sobre Malvinas, lo que ha dificultado la posibilidad de avanzar en una solución negociada.

Un territorio militarizado

Otro factor clave en el conflicto es la militarización de las Islas Malvinas por parte del Reino Unido. Desde la guerra de 1982, Londres ha mantenido una fuerte presencia militar en el archipiélago, con una base aérea en Mount Pleasant, submarinos nucleares patrullando la región y ejercicios militares periódicos. Argentina denunció esta situación en reiteradas ocasiones ante la ONU y otros organismos internacionales, ya que representa una amenaza para la estabilidad en el Atlántico Sur y contradice los principios del derecho internacional que promueven la resolución pacífica de disputas territoriales. Pese a ello, el Reino Unido ha reforzado su presencia militar en el archipiélago y ha promovido la explotación de los recursos naturales en la región, en clara contradicción con los llamados a la negociación diplomática.

El caso de Malvinas se enmarca dentro de una problemática más amplia sobre los vestigios del colonialismo en el siglo XXI. Aunque la comunidad internacional ha avanzado en la descolonización de numerosos territorios, la persistencia del dominio británico sobre Malvinas demuestra que aún existen enclaves coloniales que generan conflictos geopolíticos y afectan la soberanía de los Estados.

Al respecto resulta destacable el testimonio de un isleño que, habiéndose criado en las Malvinas, adoptó la reivindicación de la soberanía argentina al estudiar el origen de sus antepasados

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Podemos concluir que el supuesto derecho de autodeterminación de los kelpers esgrimido por Gran Bretaña es una excusa para no respetar el derecho de integridad territorial de la Argentina. Con esto, el país imperial busca dilatar lo más posible las negociaciones por la descolonización. La posición argentina se inscribe en la lucha contra el colonialismo y en la defensa del derecho internacional, buscando una resolución pacífica que respete la integridad territorial del país. 

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