Desde Tucumán, el equipo del LIGIAAT excarva en los sitios del horror para reconstruir la verdad, y revelan las huellas materiales del terrorismo de Estado.
Sin acceso a empleos estables, la juventud argentina se enfrenta a trabajos fragmentados, contratos temporales y la promesa constante de que “algo mejor vendrá” si se esfuerzan lo suficiente.