8M: Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. Paro Internacional Transfeminista, Antifascista, Antirracista, y Anticapitalista. Transfeminista porque “no puede haber feminismo sin inclusión” de travestis y trans. Antifascista porque la ultraderecha y el tecnofascismo internacionales eligieron a las mujeres y al colectivo LGBTIQ+ como enemigxs principales. Antirracista porque se busca “blanquear” la historia y el presente. Anticapitalista porque la única minoría peligrosa son los millonarios.
La convocatoria a la marcha fue a las 16 horas, pero desde las 12 ya había muchas mujeres de la economía popular ocupando las veredas y calzadas en la Avenida de Mayo. Algunas mujeres son madres de hijes pequeños, o madres de adolescentes que atienden a la par; o adultes mayores acorralados entre tener que comer o curarse.
Graciela vive en La Matanza, en la localidad de San Justo, y llegó cerca de las doce y treinta, llovía. Vende pañuelos serigrafiados que hace su sobrino. Tiene 80 años, cobra la mínima y no paga alquiler porque vive en la casa de su hermana, “que por suerte es más joven”: tiene 78. “Entre las dos nos cuidamos”. Sentada en un banco plegable, con su bastón oficiando de brazo extendido acomoda los pañuelos a la distancia y grita con lo máximo que le da la voz “uno por tres mil, dos por cinco”.
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¿Tomás algún tipo de medicación?
Si, y ya no me lo cubren. Pasaron del 100 al 60, al 40 y ahora nada.
Si no tuvieras que venir a laburar, ¿vendrías a la marcha?
¡Más vale! Porque hay que luchar, esto que está pasando es una barbaridad. Hay que estar en la calle.
Las columnas de las organizaciones sociales y sindicales avanzan entre mantas, parrillas, percheros, braunis veganos y mesitas y mantas que ofrecían los más variados productos para lxs concurrentes: pañuelos con consignas, ropa usada, cuadernos artesanales, remeras serigrafiadas y el boom para los bolsillos apretados: stickers que aguantan el agua. “Cuanta gente vendiendo, parece un shopping a cielo abierto”, advirtió alguien a viva voz buscando alguna risa o sólo describiendo lo que veía. Incluso, por mil pesos, una artista te pintaba el rostro con un diseño exclusivo.
Dos datos sobrevolaron las conversaciones: el gobierno de extrema derecha de Javier Gerardo Milei publicó un video contra “la ideología woke que busca lucrar dividiendo a nuestra sociedad” y aseguró que bajaron “los homicidios” sin mencionar la palabra “femicidio”. El otro dato lo difundió el Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zambrano” que dirige La Casa del Encuentro: en los primeros 31 días de 2025 se produjeron 28 femicidios en Argentina: uno cada 26 horas. El contraste entre esos dos datos sólo deja “escalofríos”, “rabia” y una certeza: “estamos retrocediendo. Como dijo Simone de Beauvoir los derechos conquistados hay que seguir defendiéndolos”.
En los cruces de calle el viento acaricia con perfumes que varian entre el chori asado, las bengalas y las flores de cannabis. Bombos redoblantes y gritos de guerra, enmudecen el resto de los sonidos. Banderas y pintadas, carteles y volantes cantan “presente” mires donde mires. Lucha, fiesta, celebración, llanto, grito y risas inundan los sentidos. Repleta de punta a punta, las diez cuadras de Avenida de Mayo están de acuerdo en una sola cosa: “estoy acá por todas”.
Periodista y fotógrafo. Trabaja hace 20 años como programador de sistemas.