El Gobierno argentino está llevando la crisis económica al límite. Según información del Departamento de Econometría de la Universidad Di Tella, durante el primer trimestre de 2024, la pobreza se situaría en el 51,8%. Es decir, aproximadamente 24 millones de personas. Respecto del último índice del INDEC, en el que se situaba en el 44,9%, hay casi 3 millones y medio más de pobres.
Para Horacio Rovelli, economista y docente de Política Económica de la Facultad de la Universidad de Buenos Aires, el ajuste ejecutado por el Gobierno de Javier Milei: “Perjudica a todo el pueblo argentino y beneficia a una minoría parásita y rentista que usufrutua esa situación”.
Además, en entrevista exclusiva con No somos ordinarios, el programa de radio de Ornitorrinco, advirtió: “Milei viaja (a Estados Unidos) para hacer payasadas, para verse con tipos de ultraderecha. Los que realmente manejan el tema económico son (Luis) Caputo, (Santiago) Bausili y (Pablo) Quirno”.
¿Cómo ves vos hoy la situación económica del país? ¿Quién viene pagando más fuertemente el ajuste?
Acá hubo un brutal ajuste fiscal, una reducción del gasto público y con ello una caída de la remuneración de los haberes previsionales. Fue en vano ese ajuste previsional. Si tomás hasta abril, que son los datos que tenemos, el ajuste presupuestario previsional, el gasto previsional es el más importante del presupuesto, el año pasado fueron 9% del Producto Bruto Interno y este gobierno quiere llevarlo al 7%. El PBI de Argentina se calcula en 480 mil millones de dólares. El Gobierno lo que pretende es que los jubilados en sus haberes pierdan más de dos puntos del PBI, o sea, más de 10 mil millones de dólares por año. Hay 7 millones de jubilados y pensionados, 5 millones cobran la mínima. La mínima son 260 mil pesos. Están todos bajo la línea de pobreza.
¿Este ajuste compensó el supuesto déficit en otros sectores?
Hicieron semejante ajuste, que significó un 32% de la reducción del ingreso de los haberes previsionales, pero el ingreso del aporte previsional, tanto de los aportes personales como las contribuciones patronales, bajaron 40%. O sea, es un perro que se muerde la cola. Al caerse el nivel de equidad y al ver la crisis esta que estamos viviendo, hay un parate en la construcción, parate de actividad industrial; lo primero que hace un empresario es dejar pagar los aportes previsionales. Los impuestos es más difícil, pero los aportes dependen de la voluntad. Entonces, no contribuye él y lo que le retiene al trabajador no lo paga, por eso cuando hay quiebra están los juicios porque no hacen los aportes correspondientes. Esta es la situación que sabemos hasta el cansancio.
Si se aprueba la Ley Bases, tal cual como está hoy en día, no van a tener ningún tipo de penalización aquellos empleadores que no paguen aportes previsionales.
Acá viene el problema para ellos. Porque los que hicieron todo esto le dieron una pingüe ganancia al capital financiero internacional. Tiene un trasfondo aún peor: por eso viaja tanto el equipo de Economía a Estados Unidos. Me refiero a Caputo, Bausili y Quirno. Caputo y Bausili son socios de una consultora que se llama Anker Latinoamérica, cuya sede está en Manhattan. Caputo lee más rápido inglés que castellano. Fue paupérrimo cuando el 12 de diciembre leyó que se devaluaba el 100%. Devalúan violentamente nuestra moneda y después congelan. Así le permitieron venir a capitales extranjeros y comprar un títulos públicos. Los títulos públicos nuestros tenían un valor de 100 dólares y se vendían a 25, 30, 32 dólares. Hoy se venden entre 50 y 60 dólares. ¿Por qué subieron? Porque fueron desmandados. ¿Por qué fueron desmandados? Porque el gobierno les garantizó el pago. No lo digo yo, lo dice el boletín de la Secretaría de Finanzas de la Nación.
Una vieja receta ya conocida en Argentina…
Macri lo hizo. Lo mismo que había hecho Martínez de Hoz. Primero devalúan violentamente, en ese caso por el Rodrigazo, después se había hecho la tablita cambiaria. Con Menem y Cavallo también pasó. Hubo una hiperdevaluación. El dólar estaba a 17 australes con 62 centavos y pasó a valer 10 mil australes el 1 de abril de 1991. Un arrastre desde que el presidente del Banco Central era José Luis Machinea, de la gestión Alfonsín, dijo que no podía vender más. Pasó a 10 mil australes en un poco más de 2 años. La hiperinflación fue hija de la hiperdevaluación.
Más en detalle, ¿Cómo fue la situación durante el macrismo y cómo se traslada a esta gestión?
Con Macri se hizo lo mismo en los dos primeros años. Primero devalúan, después entra el carry trade o bicicleta financiera. Frenan esa devaluación, entonces dicen: “ya devaluamos, vos traete dólares y te vamos a pagar en títulos públicos”. Y se pagó la barbaridad que se pagó ahora. Porque nosotros tuvimos una inflación en diciembre del 25%. En enero del 20% y en febrero el 13%. El Bonser, el Bono Global, el Bonar, todos títulos públicos. El Bonser se ajusta por la inflación, por el índice de precios al consumidor, al ser coeficiente, esta licitación de referencia se divide por días, con 45 días de atraso. Quiere decir que cuando lo compraron en enero o febrero, agarraron la inflación de diciembre, enero, después lo compraron en marzo, agarraron la inflación de febrero también. O sea, todos entraron violentamente, porque agarraron 40% en dólares. Después compran títulos públicos, agarran la inflación y después se pasan a dólares.
¿No hay otro negocio en el planeta que deje ese nivel de rentabilidad?
La droga, la trata de personas, que también es lo que quieren propiciar acá. Entonces, ¿Cuál era el reaseguro de estos tipos para irse a dólares? Hicieron dos leyes: una es el RIGI (Régimen de Incentivos a las Grandes Inversiones), donde se le dan todo tipo de prebendas para que traigan 200 millones de dólares. Y después, un blanqueo, este es el 38° blanqueo que hacemos en toda nuestra historia, pero este es sin cupo. O sea, tiene un piso de a partir de 100 mil dólares y recién ahí se empieza a pagar. Blanquear es no tener que decir de dónde sacaste la plata. Esto viola un acuerdo que firmó la Argentina con las Naciones Unidas en el 2000, que es la ley de lavado de activos. Le dieron el negocio a estos sectores parásitos y rentistas para que trajeran dólares, porque necesitaban pagar con dólares la deuda externa. Este gobierno pagó en los primeros cuatro meses 6 mil millones de dólares, y necesita pagar hasta julio otros 4 mil millones de dólares más. Hay que recordar que Martín Guzmán hizo una negociación del canje de la deuda con los bonistas y tuvo un periodo de gracia que vence el 31 de julio del 2024. A partir del primero de agosto hay empezar a pagar el capital del canje que hizo Martín Guzmán el 31 de agosto del 2020.
Cristina Fernández de Kirchner dice que el gran problema de Argentina es la falta de dólares y la deuda externa.
El gran problema que tiene Argentina es la deuda que jamás se investigó. Eso es lo que nos dice ella, que jamás se investigó esa deuda. Macri nos endeuda en 100 mil millones de dólares, ¿y dónde están? Si vos me decís que con 100 mil millones de dólares recuperamos el río Paraná, el puerto Rosario, tenemos nuestra propia Marina Mercante, se crean 3 millones de viviendas… Pero no se compró un ladrillo y nunca se investigó. Tampoco lo hizo el Gobierno de Alberto Fernández, donde Cristina era la vicepresidenta. Acá no hay inocentes. La deuda se la fugaron. Muchos de estos grupos acreedores de Argentina fueron la que la administraron. Estos que ahora, a partir de agosto, van a empezar a correr el capital: estamos hablando de Greylock -donde fue a trabajar Segio Massa-, de Blackrock, de Vanguard, de Fidelity, de Pinco, de Franklin Templeton.
En estos meses de Gobierno de Javier Milei, aumentó más la deuda que durante toda la gestión de Alberto Fernández. Sube la deuda, baja la recaudación, ¿vamos a pedir un nuevo préstamo con el FMI?
No se lo van a dar. Ya le dijo, Gita Gopinath, subdirectora general del FMI. Primero tienen que prestarle a Egipto y a Pakistán, que también son miembros del FMI y que le han pedido mucho tiempo antes y mucha menos plata que la que pide Argentina. Por eso viene la zozobra ahora. Caputo es un timbero. Ha sido jefe de la mesa de dinero de JP Morgan, del Deutsch Bank. Es un jugador de póker. Y los jugadores de póker apuestan. También pierden. Porque no dependen de ellos, dependen de las cartas. Y la carta que dio el momento a él, le viene en contra. Por eso que no le pudo pagar a Pampa Energía, la principal generadora eléctrica del país. A Camesa tampoco, los meses de diciembre y enero, entonces le quiere pagar con un bono que vence en el 2038.
No hay plata del FMI, no hay swap con China… ¿De qué se disfraza el Gobierno?
Está agotado. Eso es lo que quiero decir. El Gobierno técnicamente, desde el punto de vista estrictamente técnico, el plan de Caputo fracasó. Apostaron fuertemente a que esta ley saliera antes. Todo apostado al futuro. Caputo gana comisión. Él no pierde. Es el que gana la comisión por hacer esto. No es gratis.
Vos que tenés fuentes dentro del Ministerio de Economía, ¿Caputo está por perder su conchavo?
Sí, ese rumor está. Caputo no se va a quedar para recibir el cachetazo. Lla única verdad que dijo Milei en su vida fue que “rifó 15 mil millones de dólares”. Y ahora volvió con todos los honores puestos como ministro de Economía. Se va a ir, por supuesto. Se va Caputo, y es el fin de este gobierno. Este idiota de Milei es un incoherente, no tiene ni idea de lo que pasa. Pero no tenés oposición real.
¿Pensás que el paro nacional del pasado 9 de mayo movió el amperímetro del Gobierno?
El paro fue importante, pero no tenés nada vertebrado. El nivel de organización refleja el nivel de conciencia. Yo vengo de un viejo partido que existió alguna vez, se llamaba Unión Cívica Radical del Pueblo, en mi provincia, en Tucumán. Teníamos siempre una alternativa para gobernar. Hoy, el radicalismo es la prostituta del PRO. O ahora de Milei, como dice el gobernador Ricardo Quintela, no tiene nada que ver con ese radicalismo que alguna vez pertenecí. Estuve 24 años afiliado de ese partido. Pero el peronismo tampoco es distante. No hay partido político que tenga un plan. No hay ninguno que defienda el mercado interno, que defienda el trabajo, que defienda la producción nacional. Nosotros teníamos el programa de Avellaneda, que decía todo eso. Y el peronismo lo había hecho con creces. El último fue Néstor Kirchner, que había tomado cuatro medidas. Primero, decretó aumentos salariales. Segundo, congeló todas las tarifas. Tercero, le dio crédito a tasa preferencial del 9% anual a las pymes. Y cuarto, aumentó los derechos de exportación. Con eso financió todo de nuevo y empezó el superávit gemelo, fiscal y comercial.