Santa Fe, y un pueblo del interior atravesado por dos cárceles

Los diputados nacionales Julián Pera, Rafael Biancofiore y el provincial Manuel López Zamora junto al legislador nacional corondino Dr. Héctor López no habrán imaginado que con su proyecto,  cambiarían la idiosincrasia de un pueblo del interior de la provincia de Santa Fe, para siempre: querían una penitenciaría equidistante entre Rosario y Santa Fe.

El Instituto Correccional Modelo Unidad 1, con fama en todo el país como Cárcel de Coronda, fue ideada en 1909, comenzada a ejecutar en 1915, relanzada en 1922 y abierta el 12 de agosto de 1933. Nacida en el paradigma auburbiano como Cárcel Modelo, luego pasada a Instituto Correccional y bautizada con el nombre del abogado desaparecido durante la última dictadura, Dr. César Tabares, en 1992, la construcción y desarrollo posterior de este presidio modificó totalmente el estilo de vida de la entonces comuna.

Y es que antes, la cabecera del departamento San Jerónimo, ubicada a 50 kilómetros al sur de Santa Fe y 110 al norte de Rosario, enclavada entre los Kms. 414 y 429 de la Ruta Nacional Nro. 11, vivía del puerto y de su comercialización, de los molinos y de la agricultura.

Sin puerto, sin frutillas, pero con uniforme

A diferencia de otros sitios, la llegada del ferrocarril no fue benévola para Coronda. Todo lo contrario. Le hizo perder en agosto de 1900, la categoría de ciudad conseguida el 26 de octubre de 1883, debido a la migración hacia los pueblos que adoptaron a los trenes.

Antes de la legendaria Frutilla de Coronda -sembrada por primera vez en 1919 pero
consolidada recién a partir de los años 40- apareció otro oficio, particular, no conocido: casi como para afirmar que esta localidad fue pionera en el trabajo… con los presos, un oficio que diez años atrás tuvo su primera instrucción “en serio”, en Buenos Aires, cuando Eusebio Gómez, instauró el Servicio Penitenciario Federal.

Desde el ingreso de la primera guardia armada en el invierno de 1933, se sucedieron cinco generaciones de corondinos empleados del Servicio Penitenciario o por adhesión, en otras fuerzas de seguridad como la policía o Prefectura Naval. Así fue como alrededor del campo abierto de este enorme edificio de 25 mil metros cuadrados, se formaron los barrios Stratta, Pérez, La Cuarta, Garay Sur. Con financiación parcial del Estado Provincial los mismos guardiacárceles residirían cerca de su lugar de trabajo atendiendo que más adelante en el tiempo sobre todo, solían contar con emergencias como los motines por ejemplo. 

 

Santa Fé, y un pueblo del interior atravesado por dos carceles

Parte lateral y torreón de vigilancia, del ingreso norte de la Unidad 36. Crédito: El Litoral.

 

Otro detalle: el 5 de diciembre de 2023, se determinó que sobre 536 egresados del curso de formación 2023 del total de ciudadanos hombres y mujeres que culminaron el cursado, 226 residían en la ciudad de Santa Fe, 113 en Coronda, 46 en Laguna Paiva y 32 en Vera. En relación a la cantidad de habitantes por ciudad, Coronda proporciona la mayor cantidad de agentes: un efectivo cada 160 habitantes de una población de 23 mil personas. El 2005 el medio local Periódico Corondino, remarcaba que uno de cada cuatro trabajadores en blanco, pertenecía a las fuerzas de seguridad, y la proporción cárcel-policía era de 7 a 3, cada 10 empleados.

Hacia la cárcel federal de Coronda

A mediados de 1997 con el Prof. Oscar Romagnoli como intendente municipal y
el Dr. Juan Carlos Huber, abogado, como presidente del Concejo, del PJ, concretaron un
plebiscito, para construir una cárcel federal que en la provincia no había. Más de un 70% aceptó a cambio de la promesa de pleno empleo, de proveeduría local, y de obras complementarias.

Desde ese entonces, pasaron 27 años. En 1999 se dio el sí desde el gobierno nacional, en 2002 se le concedió forma legislativa a la ley para su creación, hubo al menos tres licitaciones caídas por supuestos sobreprecios y por este tema Horacio Rosatti, hoy juez de la Corte Suprema, ex intendente de Santa Fe y entonces Ministro de Justicia de la Nación, renunció por no ver con buenos ojos esos desniveles presupuestarios.

Recién en 2016 se inició su construcción a través de la UTE Insa-Ocsa y el 20 de diciembre de 2024, en medio de una extraordinaria polémica, se inauguró dejando hasta entonces como único beneficio palpable para la ciudad, trabajo para una veintena de obreros que fueron parte de la construcción del presidio durante casi diez años.

 

Santa Fé, y un pueblo del interior atravesado por dos carceles

Vista aérea de la Cárcel Federal, ubicada en un predio donado por la Municipalidad de Coronda, de 62 hectáreas. Allí se había pensado hacer un parque industrial. Créditos: Municipalidad de Coronda

 

La obra se había detenido a finales de 2023 por falta de pagos desde la Nación. Cuando asumió el gobernador Maximiliano Pullaro en Santa Fe solicitó a la reciente designada Ministra de Seguridad Nacional, Patricia Bullrich, que la Cárcel Federal pase a manos de la provincia al menos por un tiempo para terminar la construcción y ponerla en marcha, ya que el Estado Nacional había frenado la obra pública.

Sirva también como ejemplo que el intendente de la ciudad en el período 2011-2015, hoy presidente del Concejo Deliberante, Dr. Cristian Bortolotto, fue muy cuestionado cuando dijo a La Voz del Interior, de Córdoba, el 21 de setiembre de 2014, que “lo que salva es el empleo público, y en especial la cárcel, que, insisto, es la ‘fábrica’ más importante de la población”. Sin embargo, tenía razón. La cantidad de empleados penitenciarios y policiales, sumados a docentes de 24 instituciones educativas –aquí se recibió Alfonsina Storni de maestra- y a trabajadores de reparticiones públicas, le dio a Coronda una cierta solidez ante las crisis.

La realidad de las cárceles en Santa Fe

El Centro Federal Penitenciario del Litoral Argentino Unidad Nro. 36 “Dr. Eusebio Gómez” de Coronda, tiene una capacidad máxima actual de 464 lugares, y se creó con el objetivo de derivar automáticamente a internos desde cárceles provinciales –narcotráfico sobre todo-, para a su vez, sacar detenidos de las comisarías y mandarlos a los penales y de este modo, también al mismo tiempo, enviar a la calle a los policías que tenían que hacer las veces de carceleros en las dependencias locales. De acuerdo a las declaraciones del ministro de Justicia y Seguridad de la provincia, Dr. Pablo Cococcioni, en las cárceles santafesinas hay aún 700 presos con causas federales, que deberían estar alojados, en penales nacionales, pero son mantenidos desde el Estado santafesino, sin aporte desde Nación. 

En el medio de este proceso hubo una serie de reuniones –no las ideales en cantidad, convengamos- entre representantes del Servicio Penitenciario Federal, la vicegobernadora santafesina Gisela Scaglia –oriunda de Gálvez, del mismo departamento donde es cabecera Coronda-, el ministro de Seguridad Dr. Pablo Cococcioni, el intendente local Ricardo Ramírez y otros funcionarios provinciales y municipales para intentar acercar posiciones y configurar un buen sistema de seguridad hacia adentro y hacia afuera del nuevo penal.

 

Santa Fé, y un pueblo del interior atravesado por dos carceles

Atrás, al fondo, con sus manos en jarra, elevando la cabeza para ver mejor, de camisa manga corta, el intendente de Coronda que no fue invitado a ser parte de las autoridades del acto de inauguración. Crédito: Marcelo Colombo.

 

En esa oportunidad, también hasta se había acordado una “bolsa de trabajo” para habitantes de Coronda, es decir, la Municipalidad como sede de la inscripción para vecinos de la ciudad en primer lugar, de manera prioritaria, para ocupar cargos de profesionales, maestranza, técnicos y proveedores. Sin embargo, una serie de “eventos desafortunados”, hizo que la inauguración de la Cárcel Federal de Coronda y su utilidad quedará opacada por las formas en que se dio apertura al presidio.

Inauguración y “puesta en escena”

El 20 de diciembre por la mañana, Patricia Bullrich llegó a la Unidad 36, la dejó inaugurada y colgó un video en X en el cual no sólo anunciaba la apertura del lugar, sino que mostraba
presos ya residiendo en los pabellones.

El arribo de la funcionaria nacional estaba previsto, de hecho, en la invitación se anunció que cortaría la cinta junto al gobernador Pullaro. En cambio, el intendente de Coronda no sólo no fue invitado, sino que además observó el acto desde el fondo del pabellón. Bullrich fue directo al penal que está bastante lejos de la ciudad propiamente dicha sin pasar por otra institución de la ciudad.

Y aquí empiezan los desencuentros. A las pocas horas, el intendente corondino “la cruzó” y ante todos los medios provinciales presentes, dijo que había sido una puesta en escena, que esos internos eran de Buenos Aires y que no estaban alojados en Coronda. “A la cárcel le falta mucho, le falta agua. La unidad penitenciaria de Coronda no tiene ningún interno. Fue más una puesta en escena porque los presos llegaron de José C. Paz a las 5 y media de la mañana, con un operativo innecesario, nosotros no estamos acostumbrados a estas cosas. Pasaron por el escáner, se filmaron y a la media hora estaban volviendo a su lugar”, explicó Ramírez.

 

Santa Fé, y un pueblo del interior atravesado por dos carceles
Patricia Bullrich saluda al nuevo director de la Cárcel Federal de Coronda, Pref. Gustavo Lutringer. Crédito: Daniel Melchiorri.

 

En concordancia con esta situación y si bien nunca se explicitó, el gobernador Maximiliano Pullaro, fue uno de los que con más fuerza impulsó la necesidad de terminar la obra, no asistió al acto, según luego revelaron fuentes gubernamentales, por haber visto lo mismo que el mandamás de Coronda atendiendo la cercanía política de años, entre los dos, dentro del radicalismo. 

Es más, recién a principios de febrero de este año ingresaron los primeros 37 presos, y no fueron todos de cárceles santafesinas: al parecer aquella logística de descomprimir penales provinciales se va a demorar más de la cuenta y la apertura del presidio sólo fue eso, un acto.

Demasiadas cuentas pendientes

Pese a la excéntrica inauguración en la agenda quedaron muchos temas pendientes sin resolver o en todo caso, sin explicación de Nación en cuanto a cómo lo iba a solucionar: vigilancia externa en las rutas de acceso, empleos genuinos para corondinos, destino final de los residuos comunes y cloacales, y lugares de residencia para los 300 guardiacárceles que van a trabajar en la Unidad 36. Hasta principios de febrero sólo un 10% de ellos había conseguido alquilar dentro de la ciudad o cerca de ella, de acuerdo a lo informado por autoridades y agentes inmobiliarios.

Con 300 familias residiendo y/o trabajando aquí, se ampliará la demanda en salud, comercio, educación, y vida social, algo que nunca pudo ser planificado porque la idea era otra: esos puestos habían sido prometidos para corondinos.  

Encima, y a partir de las declaraciones “nacionales” de Ramírez, no hubo más contactos y lo único que se sabe es que hay un link para que profesionales se inscriban, de acuerdo con lo informado desde la Municipalidad local. “El tema es que se puede anotar cualquiera, y debería haber un primer apartado para corondinos exclusivamente” se quejaron desde la Casa Larrechea, sede comunal local.

“Nosotros no podemos clausurar la cárcel, sin embargo, no vamos a dejar de reclamar lo que corresponde. Cámaras, seguridad, empleo, obras pendientes, tranquilidad a los vecinos, luminarias. Qué tipo de internos llegarían. No sabemos qué tipo de visitas habrá, por mes, semana… es una lástima que no lo sigamos conversando con definiciones, porque como hemos visto, las palabras quedan en la nada”, expresó el intendente local a Ornitorrinco.

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Promesas sobre el bidet

Los hechos, distan mucho de lo que debió ser realmente la inauguración de la Cárcel Federal para Coronda. El acta se firmó en 2015 por autoridades del Ministerio de Justicia de la Nación –en ese momento el titular de la cartera era Julio Alak- con la Municipalidad de Coronda, con el intendente en ejercicio, el Dr. Cristian Bortolotto y el electo, Dr. Marcelo Calvet, uno radical, el otro peronista y la concejala del PJ Patricia Núñez. 

Allí se estableció que como Coronda era la única ciudad en la provincia que aceptó y se ofreció para ser sede de un penal federal, debían asegurarse empleos para ciudadanos residentes en este distrito -en primer lugar y prioritariamente hasta agotar la demanda. Así, los puestos de guardiacárceles, de profesionales y empleados civiles y de proveedores serían ocupados por corondinos.

Además, Nación brindaría a la Municipalidad local los fondos para la concreción de cuatro obras: nuevo sistema integral de desagües pluviales urbanos, cloacas para la cárcel provincial Unidad 1, refuncionalización y urbanización del tramo de la Ruta Nacional Nro. 11 -entre los Kms. 421 y 423-, y una nueva avenida costanera pavimentada enaltada para que al mismo tiempo sirva de defensa contra inundaciones.

En 2019 cuando la obra comenzaba a mostrar el esqueleto del penal. Aquí, Marcelo Calvet, con la entonces diputada nacional -hoy vicegobernadora- Gisela Scaglia. Crédito: Periódico Corondino.

 

Sin embargo, esto nunca se llevó a cabo. Las sucesivas autoridades penales nacionales con aval del gobierno central, definieron que todos los guardiacárceles iban a ser del Servicio Penitenciario Federal y traídos desde distintas jurisdicciones. Salvo por una porción de la mano de obra, proveedores, y un pequeño puñado de profesionales locales que serían contratados, lejos quedó para los habitantes de Coronda la promesa de pleno empleo, y un porvenir económico mejor a pesar de soportar otro presidio en territorio propio.

Algo similar sucedió con las cuatro obras públicas prometidas: las cloacas de la Unidad 1 fueron hechas a través del gobierno provincial en 2019; y la pavimentación de la Avenida Costanera fue acordada con la administración de Maximiliano Pullaro pero con una obra menos ambiciosa. Las otras dos obras restantes podrían surgir pero siempre con recursos de la provincia de Santa Fe. Nación nunca dispuso un peso ni siquiera para armar los proyectos correspondientes a excepción de uno hecho para la costanera.

De esta forma, Coronda donó el terreno, sólo cobró el derecho de edificación hace 15 años, obligó a ampliar la cobertura en vigilancia policial 1.500 metros hacia el oeste de la Autopista Brigadier López -de manera permanente sin las herramientas ideales, ya que tampoco se entregaron cámaras o lectores de patentes- y puso en riesgo la tranquilidad de los vecinos por contar ahora con dos grandes cárceles distanciadas sólo por 5 kilómetros, y sin conseguir nada realmente beneficioso a cambio.

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La nada misma es lo que consiguió Coronda tras 27 años de respaldo a la construcción de una nueva cárcel, en una ciudad con una idiosincrasia especial en materia de empleo en las fuerzas de seguridad, que merecía a cambio -al menos- la tranquilidad laboral y del progreso, permutados por la incertidumbre y la inseguridad que de aquí en adelante estarán siempre latentes y encima… gratis.

 

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Periodista y locutor nacional.

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