Es lunes, y son pocos los transeúntes que caminan por la Avenida Figueroa Alcorta a las 15 horas. De ese grupo reducido, algunos ingresan al Malba. De esa misma minoría, habrá otra aún más pequeña que se acercará por un motivo puntual: la exhibición, cuyo nombre alterna entre un pedido de silencio y un llamado de atención inquisitivo, ocupa todo el tercer piso del...