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    La tragedia de Gander y la misión de paz en el Sinaí

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    https%3A%2F%2Fsubstack post media.s3.amazonaws.com%2Fpublic%2Fimages%2F59708724 0f32 47de 8d1c | La tragedia de Gander y la misión de paz en el Sinaí | Ornitorrinco

     

    El 12 de diciembre de 1985 ocurrió uno de los peores desastres aéreos de la historia de Norteamérica cuando el vuelo 1285R de la compañía Arrow Air se estrelló segundos después de despegar del Aeropuerto Internacional de Gander, en la provincia canadiense de Terranova. El accidente provocó la muerte de las 256 personas que viajaban a bordo y dejó una marca profunda en la memoria colectiva de Canadá y Estados Unidos.

    El avión, un McDonnell Douglas DC-8-63CF, había sido fletado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos para transportar personal militar desde Medio Oriente hacia territorio estadounidense. Según los registros oficiales, el vuelo partió desde El Cairo, realizó escalas técnicas en Colonia, Alemania Occidental, y en Gander, y tenía como destino final la base militar de Fort Campbell, en Kentucky. A bordo viajaron 248 pasajeros y ocho tripulantes.

    La mayoría de los pasajeros pertenecía a la 101ª División Aerotransportada del Ejército de Estados Unidos. Los soldados habían finalizado una rotación de seis meses en la península del Sinaí, donde participaron de la Fuerza Multinacional y Observadores (MFO), una misión internacional creada para supervisar el cumplimiento del tratado de paz firmado entre Egipto e Israel en 1979, tras los Acuerdos de Camp David.

    El accidente ocurrió poco después del despegue, en condiciones climáticas adversas. La Canadian Aviation Safety Board informó que el avión inició su carrera de despegue en la pista 22 de Gander bajo temperaturas bajo cero, con nieve y hielo presentes en la superficie. Testigos citados en el informe señalaron que la aeronave alcanzó la velocidad de rotación prevista, pero no logró ganar altitud de manera sostenida. A los pocos segundos, el avión perdió estabilidad, descendió bruscamente y se estrelló contra una zona boscosa cercana al aeropuerto, donde se incendió por completo. No hubo sobrevivientes.

    Restos recuperados del avión que llevaba a cabo el vuelo 1285R de la compañía Arrow Air. Foto/Archivo
    Restos recuperados del avión que llevaba a cabo el vuelo 1285R de la compañía Arrow Air. Foto/Archivo

    La investigación oficial concluyó que la causa más probable del siniestro fue la acumulación de hielo en las alas y otras superficies críticas, combinada con un cálculo incorrecto del peso total del avión y de las velocidades necesarias para el despegue. Según la junta canadiense, esas condiciones redujeron la sustentación y provocaron la pérdida de control a baja altura. No obstante, cuatro investigadores de la propia comisión expresaron disidencias y sostuvieron que la evidencia no permitió descartar de manera concluyente otras posibles fallas técnicas.

    En las horas posteriores al accidente, una organización extremista afirmó haber sido responsable del hecho, pero los gobiernos de Canadá y Estados Unidos descartaron rápidamente la hipótesis de un atentado. Los peritajes realizados sobre los restos de la aeronave no detectaron explosivos ni señales de sabotaje, y las autoridades mantuvieron la calificación de accidente aéreo.

    Un entramado geopolítico complejo

    Detrás del vuelo y de sus víctimas se encontraba un entramado geopolítico complejo, ligado a décadas de conflictos armados en Medio Oriente. La península del Sinaí había sido escenario central de las guerras árabe-israelíes del siglo XX. Tras la guerra de 1967, conocida como la Guerra de los Seis Días, Israel ocupó el Sinaí luego de derrotar a Egipto, Siria y Jordania. Esa ocupación se prolongó durante años y fue uno de los principales focos de tensión regional.

    En 1973, durante la guerra de Yom Kippur, Egipto intentó recuperar el territorio mediante una ofensiva militar que reconfiguró el equilibrio regional y abrió un proceso de negociación diplomática. Ese proceso desembocó en los Acuerdos de Camp David de 1978, firmados por el presidente egipcio Anwar el-Sadat y el primer ministro israelí Menachem Begin, con la mediación del entonces presidente estadounidense Jimmy Carter.

    Los acuerdos establecieron un marco para la normalización de relaciones entre Egipto e Israel y sentaron las bases para el tratado de paz de 1979. Como parte de ese tratado, Israel se comprometió a retirar sus tropas del Sinaí y Egipto aceptó la desmilitarización progresiva de la península. Para garantizar el cumplimiento de esas disposiciones, las partes acordaron la creación de un mecanismo de supervisión internacional.

    La Fuerza Multinacional y Observadores se estableció en 1981 luego de que el Consejo de Seguridad de la ONU no lograra consensuar el envío de una fuerza de paz propia. La MFO se constituyó entonces como un organismo independiente, financiado principalmente por Estados Unidos, Egipto e Israel, e integrado por contingentes militares de varios países, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Francia, Australia, Colombia y Uruguay.

    El mandato de la MFO consistió en observar, verificar y reportar el cumplimiento de las disposiciones de seguridad del tratado, en particular la desmilitarización del Sinaí y la separación de fuerzas. Las tropas no participaron de operaciones de combate y desarrollaron tareas de patrullaje, observación y apoyo logístico. Estados Unidos aportó uno de los contingentes más numerosos y asumió un rol central en la estructura operativa de la misión.

    La contraofensiva israelí en los Altos del Golán causó estragos entre los soldados sirios en el tercer día de la contienda. Israel envío a su Ejército hacia Damasco y ordenó arrojar bombas sobre la capital siria. Foto/Archivo DW
    La contraofensiva israelí en los Altos del Golán causó estragos entre los soldados sirios en el tercer día de la contienda. Israel envío a su Ejército hacia Damasco y ordenó arrojar bombas sobre la capital siria. Foto/Archivo DW

    La 101ª División Aerotransportada había sido una de las unidades asignadas a esa tarea. Sus soldados habían cumplido turnos rotativos de seis meses y se encontraban regresando a su país cuando ocurrió el accidente en Gander. El vuelo 1285 se convirtió así en el episodio más letal en tiempos de paz para el Ejército estadounidense desde el final de la guerra de Vietnam.

    Tras la tragedia, se realizaron ceremonias conmemorativas en Canadá y en Estados Unidos, y se levantaron memoriales en Gander y en Fort Campbell en recuerdo de las víctimas. El accidente impulsó revisiones en los procedimientos de contratación de vuelos militares y en los protocolos de seguridad para operaciones en climas extremos.

    Más allá del impacto inmediato, la tragedia puso en evidencia el costo humano de una arquitectura de seguridad construida sobre acuerdos diplomáticos, presencia militar internacional y equilibrios frágiles. Los soldados que murieron en el vuelo 1285 no regresaron de una guerra activa, sino de una misión diseñada para sostener una paz precaria en una región atravesada por décadas de enfrentamientos, intereses estratégicos y mediaciones externas.

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    Soy periodista (TEA-Universidad de Concepción del Uruguay) y fotógrafa (ETER). Trabajo sobre temas de agenda internacional, también investigo desde hace varios años las regiones de Moldavia, Transnistria y Gagaúzia. Soy productora y docente en TEA&Deportea, escribo en Página 12 y co-conduzco el programa O Sea Digamos por Loto Stream.

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