-Pero todavía estamos… estamos acá.
Las palabras son de Ayelén y no son muy distintas a las que expresó Inés: “todos tenemos más de un laburo para subsistir, que sobreviva la Coope no es fácil… prácticamente nadie cobra por esto”. Una o dos frases no son noticia, pero si se repiten mucho y en muchos lugares pueden ser una radiografía de una época. Este es un presente lleno de dificultades. Sin embargo, en esas frases hay algo más: una resistencia y una decisión de permanecer cuando todo empuja hacia lo opuesto. “Estamos acá” no es solo una coordenada geográfica, es una declaración política de principios.
Más allá de los talleres: una escuela de vida
Esquina Libertad es un emprendimiento cooperativo de artes gráficas y audiovisuales constituido por personas privadas de libertad, liberadxs, familiares y cooperativistas. El proyecto nació en el año 2010 dentro del Centro Universitario Devoto y en la actualidad funciona en distintas unidades penitenciarias. Pero también fuera de ellas.
“Buscamos generar y desarrollar fuentes de trabajo promoviendo una inserción real que genere la inclusión de liberadxs y familiares en el trabajo y en la sociedad”, explica Inés quien se sumó en el año 2016 al conocer la experiencia de la Cooperativa en el Encuentro Nacional de Mujeres. Según nos cuenta, como antropóloga su trabajo siempre estuvo ligado a los Derechos Humanos y fue en este espacio que pudo encontrar un anclaje en un terreno invisibilizado socialmente.
La Cooperativa trabaja por la inclusión social y productiva del sector. De hecho, el primer taller que se dio fue de encuadernación, con retazos de papeles y telas recicladas que se recolectaban entre familiares, personas privadas de libertad y compañeros. Inició un grupo pequeño que aprendió a encuadernar, pero al final, fue mucho más que eso.
“Y no sólo por la cantidad de emprendimientos que existen en la cooperativa-cuenta Ayelén, presidenta de la Cooperativa- sino porque se generaron lazos y se fomentaron relaciones entre todos en un espacio en el que, fundamentalmente, el Estado está ausente”. “Acompañar”, “estar con el otro”, “que ese tránsito entre el adentro y el afuera sea más ameno”. Ayelén destaca, en este sentido, que es fundamental el desarrollo de unidades productivas que piensan en el después: artes gráficas, imprenta, editorial, productora de contenido, gestión y administración. La cooperativa trasciende los muros físicos de la cárcel.
Mientras el sistema penitenciario establece estrictas barreras difíciles de sortear, Esquina Libertad construye otra forma de comprender al individuo privado de su libertad y también a su entorno. “Las penas no son sólo para quienes cometieron delitos, sino para su ámbito”, explica Ayelén. Lo cuenta como familiar de personas privadas de su libertad: durante 12 años tuvo que reunir dinero para llevarle comida y medicinas a su tío y a su pareja, y aguardar filas eternas para ingresar a la unidad penitenciaria.
Esa experiencia la marcó, y la impulsó a fundar la Esquina Libertad. Sus talleres de serigrafía, sus trabajos de sublimación, sus trabajos de diseño gráfico y producción audiovisual no son solo espacios de capacitación técnica, sino experiencias donde se ensaya una vida diferente.

Cada taller, cada encuentro, cada producto elaborado colectivamente es una forma de mantener viva la memoria de que existen otras maneras de estar en el mundo. En un contexto de encierro se propone un proyecto de vida para el día después y no sólo un proyecto de reinserción laboral.
Lo único irreal es la reja
El SPF muestra un crecimiento sostenido de su población carcelaria, con cerca de 100.000 personas privadas de libertad a nivel nacional, lo que ubica al país por encima del promedio mundial en términos de encarcelamiento, según la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN). De acuerdo a si nos referimos al SPF o a provinciales, el porcentaje de quienes no tienen condena firme se ubica en torno al 40%. Solo en el primer trimestre de 2025, las cárceles federales albergaban 11.815 detenidos, mientras que el sistema bonaerense registró 60.513 personas, representando un aumento del 15,7% respecto al mismo período del año anterior.
El perfil de esta población revela profundas desigualdades sociales: el 60% de los detenidos tenía estudios primarios o inferiores al momento de ingresar, más de la mitad tiene menos de 35 años, y la tasa de reincidencia supera el 65%. Esto plantea serios desafíos para las políticas públicas de seguridad y reinserción social, cuestión fundante que aborda Esquina Libertad.
-¿Cómo son las barreras que el Servicio Penitenciario Federal (SPF) pone a las actividades?
-Es un contexto difícil. Hay muchas barreras, excusas, requisas que de repente suceden cuando deberían iniciar los talleres, formas de vestir que un día nos dicen que debería ser de una forma, otros de otra. Funciona algo esencialmente que es la arbitrariedad de quien está ahí: muchas veces llegamos para dar un taller y hay menos asistentes de los habituales. Al preguntar por qué, se nos informa que algunos no quisieron participar y no tenemos forma de comprobarlo, aunque de algo no tenemos duda por las charlas que tenemos habitualmente: como no hay propuestas en el SPF para quienes están privadxs de su libertad, los talleres que llevamos adelante son más que esperados- explica L, quién forma parte de la Cooperativa desde la pandemia. Destaca que después de tantos años, hay también un reconocimiento al trabajo que realiza la cooperativa por parte del SPF.
“Lo único irreal es la reja”. La frase es tapa de uno de los cuadernos hechos alli. “Las ganas de participar, de crear, de construir algo junto a otros son absolutamente reales y concretas, pero las barreras institucionales parecen surgir de una lógica que no encuentra justificación más allá del ejercicio del poder por el poder mismo”. Le pido a L que me cuente la visión de las familias, de quienes están privadxs de su libertad. Su relato se frena. Es que estamos en el festejo número 15 de la Cooperativa.
Esquina, 15 años de cooperativismo y resistencia
En pleno barrio de Constitución, muy cerca de la estación de trenes está la sede de la Cooperativa. Antes estaba en Villa Crespo, pero desde abril tuvieron que mudarse. El edificio en el que está, en la calle Herrera, es antiguo, de techos altos y pisos de madera. Las puertas tienen manijas verticales, de bronce. La gente llega, contenta. Se escucha “feliz cumpleaños” muchas veces. Celebran 15 años de cooperativismo y resistencia. Quienes llegan, vienen de sus otros trabajos. El encuentro comienza a las 18hs. Alguien dice “la puntualidad no es lo nuestro pero igual después el que está no se quiere ir”.
N toma la palabra, detrás de ella se proyecta un video que veremos después. Relata brevemente la historia de la Cooperativa, promete que no se va a emocionar pero no puede cumplir. No puede evitar hacer mención al contexto actual: “estamos en un contexto tan de mierda, tan difícil, hay tantos compañeros y compañeras que deberían estar acá y lamentablemente no pueden. En las cárceles federales la situación a nivel nacional es difícil”.
Entre sus palabras, destaca la idea de pensar de otra forma el trabajo en contextos de encierro, “si no es con otres, no vale la pena”. Me tomo el atrevimiento de pensar que esa última frase no sólo es la esencia de los 15 años de trabajo de la Cooperativa, sino una forma de aplacar la desesperación que muchas veces nos produce el sistema. Esquina Libertad no se acostumbra a que “todo sea así”.
“No es sólo una Coope donde elegimos trabajar y vivir sino también fue una escuela, una escuela de formación de oficios, de formación en cooperativismo, de vínculos, de pensar nuestra vida de otra manera”. Tímidamente -pero también con firmeza- dice que las personas que pasan por esa experiencia mutan, y se incluye.

Voces desde adentro: la esperanza como proyecto colectivo
Llegan mensajes que se reproducen luego de las palabras de N. Son las mujeres del Complejo cuatro del penal de Ezeiza -que en la voz de una de ellas- se suman al festejo a la distancia. Escuchamos todos que dice “apoyo incondicional”, “son una gran familia porque además reciben a compañeras liberadas” y eso para ellas es una gran esperanza para el día de mañana cuando salgan de ese contexto.
“Detrás del miedo está la libertad” dice uno de los cuadernos que están a la venta: estas palabras enviadas desde el encierro confirman que lo que construye la Cooperativa no es solo trabajo, sino la posibilidad concreta de imaginar un futuro diferente. Desde el Centro Universitario de Devoto llega un mensaje del presidente de su Centro de Estudiantes quien agradece la calidad de los compañeros que se acercan porque “hemos visto muchos chicos que están en libertad y gestionaron su vida de forma distinta” y la Cooperativa mostró “sobradamente que hay otra forma”.
La política de los afectos
Mientras el festejo continúa, entre abrazos y risas que desafían la solemnidad que suelen acompañar los discursos sobre cárceles y exclusión, queda claro que Esquina Libertad ha construido algo que trasciende lo que su nombre sugiere. No es solo una esquina donde confluyen diferentes realidades, sino un espacio donde la libertad se practica cotidianamente, incluso – y muy especialmente- donde parece imposible.
En tiempos donde la respuesta punitiva se presenta como la única solución posible ante los conflictos sociales, esta cooperativa demuestra día a día que existen otras formas de abordar los vínculos sociales rotos. No desde la caridad, sino desde la construcción colectiva de alternativas concretas.
Los quince años de Esquina Libertad son también quince años de sostener una apuesta política: que cuando el Estado se ausenta, la organización popular puede crear espacios donde florecer.
Recordar es resistir. Lo único irreal es la reja. Detrás del miedo está la libertad. Estas tres frases, que surgieron de los talleres y que pueden verse en trabajos de serigrafía, se repiten como mantra en la Cooperativa: condensan una filosofía de vida que se niega a naturalizar la injusticia. Son quince años diciendo, con cada gesto y cada trabajo lo que dijo Ayelén cuando comenzamos a hablar: estamos acá, y seguiremos estando.
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Historiador, docente universitario y periodista. Trabajé en radio y en la producción de podcast para distintos medios de comunicación. Publico crónicas, perfiles y notas para distintos medios. Nací en México y vivo en Buenos Aires (Argentina) desde hace varios años.


