Querido lector,
¿Qué es el punk rock? Creo firmemente que es algo que no puede describirse con palabras. Ser punk es algo que nace de uno, un acto de rebeldía o un acto de autenticidad. Eso es el punk: es auténtico, nunca una pose; siempre algo dado. Punk se nace, no se hace por más birras que uno se tome.
El punk rock es eso que te lleva a decir la verdad, aunque duela. Es sostener un estandarte de veracidad y una forma de vida original. La originalidad es eso que te distingue de los demás. A veces, por momentos, quienes pertenecemos al punk rock nos sentimos heridos por habitar una vida de superficialidad y estupidez. El alma de un punk es como la de un niño: sin límites, sincera y en busca de la felicidad.
Creo que un poco de punk rock le viene bien a cualquiera a la hora de enfrentar la errática vida, que no para de dar vueltas para marearnos. El punk nos levanta, nos dice la verdad y también cree en nosotros. Es el Dios de los que no nos vendimos, por más que la oferta haya estado alta.
La Piba Berreta creció en Zárate. Allí escuchó a los 13 años a Charly García, Clics modernos fue su ancla y su pasión, y esos acordes la convirtieron en una distinta y plantaron las semillas de sus próximas producciones.
La violencia fue una necesidad para ser diferente, anclarse en la distinción, en lo “raro”, la salvó de no ser una de las chicas más de Zárate que escuchaban pop.
Su familia es también oriunda de Zárate y, en la soledad absoluta, fue que clavó sus estandartes relacionados con el enojo, la ira y la necesidad de decirles a los demás que descorran sus velos.
Su vida cambió por completo siendo la voz de Lxs Rusxs Hijxs de Puta, banda que lleva su nombre por ella, que es, y siempre fue: La Rusa.
Sensual, provocativa, con shows inolvidables, La Rusa sigue componiendo temas solistas. Luego de Golpe de (M)Suerte (2021), Lulú crea en 2023 Un Dios Nuevo, que es un álbum de canciones que incluye un libro-herramienta tanto de sabiduría como de práctica adivinatoria oracular. Producto del estudio del I Ching y las runas, el disco está creado para responder preguntas. Una práctica adivinatoria oracular hecha para aplicar armonía a quien la consulte. El disco funciona como llave, como guía para potenciar la propia intuición y aventurarse hacia afuera.
La escritura y la poesía vinieron de la mano. Para Lulú la poesía es música. Lanzó su primer libro Poesía Nuclear, que tuvo su reedición en 2022 por Elemento Disruptivo; curiosamente, compartimos catálogo. El libro, perteneciente a la colección Zona Temporalmente Autónoma de la editorial, fue escrito durante su período de “cautiverio” en el Complejo Nuclear Atucha en el año 2017. Llevando y trayendo papeles, en medio de la central de Atucha fue que Lulú comenzó a escribir y gestó el libro. En sus poemas hay una búsqueda que se da entre los pasillos de una central nuclear y el ir y venir del río zarateño.
Luludot es solo uno de los apodos que La Rusa y La Piba Berreta adoptó. Lo berreta es algo que no está perfectamente delineado, algo propio del mal gusto, porque para Lulú la vida es eso: algo en constante cambio y algo que quizás desde afuera pueda llegar a provocar mal gusto o desasosiego. ¿Pero no es acaso eso el arte?
Como solista hizo un camino bastante amplio hasta llegar a Un Dios Nuevo, donde la religión no es la búsqueda, por supuesto, sino algo que decir que se erija como una ideología y cale hondo.
Conocida por ser la voz principal y frontwoman de Lxs Rusxs Hijxs de Puta y ahora bajo La Piba Berreta, la cantante y poeta (Elemento Disrruptivo, Mansalva) debuta en el año 2021 como solista, arrastrando la tradición pop-rock, post-punk. Este debut además se acompaña de un libro y un mediometraje de género fantástico que amplían su universo. En 2023 lanza su segundo disco Un Dios Nuevo, con un sonido HD y letras de una poesía única, acompañada de un oráculo que expande la cosmogonía del disco.
—Un poco de metal viene bien para esta etapa solista…
—Solista no es lo mismo que solita. Ahora, de a poco, entrando cada vez más solita a la cueva, cada vez más solita y más sin miedo, el metal es brillito cotillón y soy más del sol y los pajaritos. Pero un poco de todo viene bien para todo. De todo un poco, excepto el vino, que por lo general se multiplica, y así hizo Jesús para convencer a todxs de que la fiesta no se termine, porque cuando se termina la fiesta todos tienen que volver a su puesto de trabajo y nadie desea trabajar. Nadie debería trabajar, pero el mundo no está preparado para ser feliz. En cambio, sí lo está para la guerra y el dolor y la extracción de metal, que dicen ser preciosos pero son solo “metalsitos” preciosos. Viene de precio y el precio es el origen de la corrupción.
—¿Cómo convive el punk rock con el autotune, el trap y el reggaetón? ¿Estamos ante el fin del punk o su renacimiento?
—Se está muriendo todo. Ha muerto el punk, el autotune, el trap, el reggaetón. La televisión. Deberían prohibir el renacimiento o, mejor dicho, el nacimiento, que el horno no está para bollos.
—Hablame de Poesía Nuclear, que fue reeditado en 2022. ¿Por qué lo simple no es pavada?
—Un acantilado es simple, una catarata es simple, una nube es simple; una sonrisa es simple, un perrito moviendo la cola es simple, el sol entrando por la ventana es simple. Cualquier cosa que suena es simple, una nota o dos notas son simples, el color rojo es simple. ¿Son por eso una pavada?
—¿Cuándo empezaste a escribir? ¿Cómo se retroalimentan la música y la poesía?
—Empecé a escribir cuando tuve que inventarme otras realidades. La música y la poesía son lo mismo. La poesía es música y la música es poesía. El canto es poesía cantada. Cuanto más colectivamente se canta, más grande es la música. Y no hablo de artistas famosos. Hablo de música. Simple. Común. No hecha para Grammys ni Vorterix. Música para conectar y echar raíz.
—Un Dios Nuevo parece tener muchas influencias del indie y del funk…
—Un Dios Nuevo es lo que cada quien quiere escuchar. Es un conejo libre imposible de cazar. Cada quien que lo escucha y lo consulta tiene su propia versión. Es un disco oracular múltiple eternamente multiplicado. En cada quien que lo reciba, sale un disco nuevo. No escucho indie ni funk y vos escuchaste indie y funk, son cosas que no podemos controlar. Cuando una obra es publicada no es de nadie. Existe y deja de existir al mismo tiempo.
—¿Qué estás craneando ahora?
—Estoy haciendo todo lo posible por no cranear nada. Odio al cerebro. Es nuestro policía interior. Somos cerebros programados y todo lo que mi cerebro me dicte será contrario a la paz y la felicidad. El cerebro e Instagram son amigos y, en mi caso, soy más de perder el tiempo y la cabeza. Hay que disfrutar la vida y no hacerse problemas. No pelear. Y precisamente no hacerse la cabeza, que es contrario a la vida. Día a día, minuto a minuto. Respirar y tomar agua.
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El trabajo de La Rusa sigue siendo provocador, sigue en busca de un Dios, cualquiera que sea. Quizás es un escenario, los aplausos, el calor de la comunidad que la sigue, que la necesita, que la espera. Esa retroalimentación que da la palabra siempre salvaje, etérea, fatal.
Puede que el punk rock esté más allá de las definiciones, pero sí es algo que brota de los cuerpos, de determinadas formas de decir, de algo que La Rusa posee y se le escapa, como un Dios, una mariposa, o una casa a la que acudimos como un refugio del desasosiego de los días.
Sofía Gómez Pisa es periodista y escritora. Escribe la newsletter "La batalla cultural" domingo de por medio por Ornitorrinco.
